Artículo publicado el mes de marzo de 2017 en Delicias al Día
Uno de los asuntos que se está desarrollando en el proyecto de nuevo Plan General de Ordenación Urbana (pendiente de una próxima aprobación inicial) es el de la valoración de los espacios libres, especialmente de las plazas. Hemos organizado el espacio urbano en diez grandes ámbitos, y a cada uno de ellos se les hemos asignado un espacio público representativo, así como una tierra campa (espacio amplio que carece de arbolado), ambos pensados para funciones, entre otras posibles, de reunión.
Así, por ejemplo, proponemos, para la zona noroeste, el juego de la Plaza de la Solidaridad y la campa de la Fuente el Sol (arriba, en el balcón sobre la ciudad). O la plaza de Alberto Fernández y la campa del Carmen, para el conjunto de barrios del norte (Rondilla, Barrio España, San Pedro Regalado, Viveros, etc.). O la plaza del Biólogo José Antonio Valverde, con la campa de Fuente Amarga. En algunos casos se plantean plazas pequeñas, pero de gran representatividad, como en Pilarica, con la plaza de Rafael Cano (aquí la campa sería la del Tomillo).
En el entorno de Delicias hay numerosas plazas y plazuelas. Rosa Chacel, Gutiérrez Semprún, la de delante del mercado, los espacios de León Felipe, interbloques de Cádiz, Málaga, etc., o de Millán Santos. También las plazas de Distrito Fasa. Las pequeñas Cea y Esla. O las de los nuevos desarrollos de Canterac y Pinar de Jalón (Everest). Pero pensamos que la plaza central debe seguir siendo la del Carmen. Es el lugar tradicional, que alberga desde siempre las actividades más representativas del barrio. Y que forma además un conjunto con la de Lola Herrera a través del entramado de calles peatonales. Un juego de plazas en las que se debería potenciar aún más su centralidad: allí está la iglesia del Carmen, que desde siempre ha jugado un papel clave en la imagen del barrio.
Es verdad que hay ahora otro posible espacio de gran tamaño y potencialidad, como es el de la elipse de la llamada Ciudad de la Comunicación. Un espacio cuyas características están por definir, y sobre el que el Ayuntamiento prevé trabajar en los próximos meses activamente para determinar sus características internas. Pero, a pesar de tener mayor tamaño y que tendrá muy buena accesibilidad, no puede competir con la imagen e historia de la tradicional Plaza del Carmen.
Para fijar la campa pensamos, en primer término, en el amplio espacio abierto situado en la confluencia de la Avenida de Madrid y Juan Carlos I. Su posición es central, y es amplio y reconocible. Pero está demasiado “dentro” de la ciudad para cumplir esa función de “pradera de San Isidro” que se espera que cumplan esta nueva serie de espacios abiertos de reunión. Por eso hemos decidido finalmente contar con el espacio desarbolado del Pinar de Jalón para configurar la campa de este sector de la ciudad. Un espacio amplísimo, que sería el contrapunto en el Sur de la gran campa de la Fuente el Sol del Norte. Contaría con arbolado denso en su perímetro para configurar un “claro”, una pradera muy amplia, que sirviese de contraste con otros ámbitos de la ciudad, permitiese albergar grandes concentraciones, y diese una salida atractiva al conjunto edificado.
Este espacio del Pinar de Jalón cumple perfectamente con la imagen de las campas, que son la expresión misma de “las afueras”. En ellas se acaba la ciudad y el campo se acaba también en las afueras. Luis Felipe Vivanco escribió un libro titulado “El descampado” (1957); aunque podía haberlo titulado “La desciudad”: descampados de frontera, como todos. Espacios en los que la ciudad deja progresivamente de serlo. Ámbitos donde de forma gradual, paso a paso, la ciudad deja de ser ciudad. Gil de Biedma, en su poema “Las afueras”, las definía así: “Las afueras son grandes, abrigadas, profundas”. Tal es la condición que deberíamos conseguir (o mejor: mantener) en las campas, en los descampados que se proponen ahora en los bordes de la ciudad.
Manuel Saravia Madrigal
Concejal de Urbanismo, Infraestructura y Vivienda por Valladolid Toma la Palabra
