El 17 de mayo es el Día Mundial contra la LGBTIfobia, que conmemora el día 17 de 1990 en que por fin la Organización Mundial de la Salud declaró que la homosexualidad «no se trata de una enfermedad, un desorden o perversión».
Todavía en 2020, 67 países seguían penalizando los actos sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo, según recoge el informe sobre homofobia de Estado de la ILGA, mientras que en 2022, ILGA Europa señalaba que ese fue el año más violento para las personas LGTBI en toda la región en la última década, propiciado principalmente por los crecientes y generalizados discursos de odio de políticas de ultraderecha, líderes religiosos, organizaciones de derecha o líderes mediáticos.
Nuestro país ha avanzado legislativamente en los últimos años de una forma amplia desde el matrimonio igualitario hasta la más reciente aprobación de la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans, y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
A pesar de estos avances legislativos, según el último informe del Ministerio del Interior de España, confeccionado por la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio, los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género suponen la tercera causa del total de delitos de odio y han aumentado un 8,6 % respecto a 2018.
Ante esta tendencia, que se ve fomentada por discursos promovidos por la extrema derecha, como la que gobierna en Castilla y León, en los que se legitima la discriminación por la orientación sexual o la identidad de genero, o incluso el uso de terapias de conversión, prohibidas con la última ley aprobada, hay que tomar una postura decidida en defensa de los Derechos Humanos.
Así, María Sánchez afirma que “es preciso establecer medidas para luchar contra los discursos de odio a través de la sensibilización y formación de la ciudadanía en general y del personal municipal desde una perspectiva local y cercana, en respeto de la diversidad”.
Valladolid se declaró en el Pleno del Ayuntamiento de Valladolid, en 2016, como “Ciudad por la diversidad”, por ese motivo hay que hacer de Valladolid una ciudad acogedora para la diversidad sexual, fomentando eventos donde se promuevan sus derechos y se visibilice su presencia.
Igualmente, María Sánchez afirma que el programa de Valladolid Toma la Palabra apuesta por promover acciones educativas de defensa de los derechos de las personas LGTBIQ+ y a favor de la diversidad sexual en los centros educativos, además de actividades no formales organizadas por el Ayuntamiento.
Por otro lado, se dará apoyo a aquellas personas refugiadas por la persecución que tengan en su país, por motivo de orientación sexual o identidad de género, y se reforzará la marginalización de discursos de odio contra las manifestaciones de diversidad sexual, además de la persecución de delitos de odio por este motivo, a través de la legislación y de la necesaria formación en educación sexual.