Dice Galeano que «somos lo que hacemos para cambiar lo que somos». Y la práctica demuestra que el principal elemento de cambio social es la gente, somos las personas quienes cambiamos la realidad que nos rodea con nuestro quehacer cotidiano.
Valladolid Toma la Palabra ha hecho una apuesta por la participación, pero no como un objetivo por alcanzar cuando lleguemos al Ayuntamiento, sino como la herramienta que da forma y sentido al proyecto en su conjunto.
Son muchas las personas que ya conocen quiénes somos y qué pretendemos, ha habido mucha gente formando parte de los diferentes grupos de trabajo y mucha más asistiendo a las deliberaciones en nuestras periódicas asambleas para debatir y consensuar cada aspecto del proyecto.
De esta manera, hemos ido mejorando nuestra capacidad de diagnóstico, aprendiendo los unos de las otras y aportando soluciones más creativas a cada reto que se nos ponía por delante; hemos ido construyendo, sin apenas darnos cuenta, un cuerpo común que nos ayuda a aceptar cada decisión adoptada, confiando en que puede no ser la solución ideal para nadie pero sí la más legitimada por una mayoría social; y, sobre todo, hemos aprendido a corresponsabilizarnos en tareas que parecían alejadas de nuestros intereses pero que son la esencia misma del poder que atesoramos para gobernar nuestras vidas.
FOMENTAR LA PARTICIPACIÓN RESPONDIENDO A TODOS LOS GRADOS DE IMPLICACIÓN
Y, a pesar de todo, esto no basta. Porque ni todo el mundo puede, ni tiene tiempo ni posibilidad de ir dando nuestros mismos pasos. Entonces, ¿les dejamos al margen? Creer en la participación es, entre otras cosas, ser conscientes de los diferentes grados de implicación y generar los cauces para que cada cual encuentre su espacio y encaje su ficha en este inmenso puzle. Por eso, hemos estado en los cuatro puntos cardinales de la ciudad para mostrar un programa ‘vivo’, con líneas perfiladas y objetivos marcados, pero abierto a nuevos ojos que ponen el acento en su realidad más cercana.
IDEAS PARA MICROPOLÍTICAS COTIDIANAS Y MACROPOLÍTICAS PÚBLICAS
Así, una media de cuarenta personas han participado en las asambleas de Parque Alameda, Pajarillos, Parquesol y Rondilla para insistir en la mejora de las líneas de autobús, en su conexión con el nuevo hospital o los campus universitarios, o en la necesidad de lanzaderas para horarios conflictivos; hay a quienes preocupa que ciertas infraestructuras estén en uso dentro del casco urbano, ya sea una gasolinera o una subestación eléctrica, y quienes reclaman que se les dé uso social a edificios abandonados.
Hay quienes ponen el acento en el comercio local y quienes miran a zonas de la periferia para atraer nuevos establecimientos; quienes quieren más carriles bicis y más conexiones y quienes se conformarían con la eliminación de barreras arquitectónicas en edificios públicos.
Más ayudas a la gran factoría de la ciudad o un plan de empleo que impulse nuevos nichos laborales; un plan de vivienda que movilice pisos vacíos o qué se hace con las nuevas viviendas proyectadas. Desde el concreto reclamo de un CEAS como punto de referencia social para un barrio, pasando por el estado de los proyectos de reforma integral de algunos barrios hasta llegar al gran eje del ferrocarril.
Estas son algunas preocupaciones que con reconocimiento y respeto nos habéis trasladado, las micropolíticas cotidianas y las macro-políticas públicas que formarán parte de nuestro programa de gobierno. A todas y a todos, gracias por vuestro tiempo.
