Artículo de Rosalba Fonteriz publicado en mayo de 2016 en Delicias al Día
Hace unos pocos días el pleno del Ayuntamiento de Valladolid decidió la adhesión de nuestro municipio a la “Asociación Internacional de Ciudades Educadoras”. Su objetivo es “el protagonismo de la ciudad como elemento educador de sus habitantes” y está siendo impulsada desde las corporaciones locales.
En 1990 se celebró en Barcelona el I Congreso Internacional de Ciudades Educadoras. El movimiento de ciudades educadoras dentro del Estado español ha ido tomando fuerza desde su constitución como Red en 1996 y en este momento se encuentra formada por 170 municipios. Esta visión global de la ciudad como agente educativo es una prueba más del compromiso local con la educación.
Los municipios tienen una presencia importantísima en el ámbito educativo que frecuentemente va más allá de las obligaciones que la ley les asigna; por ejemplo, aportando los terrenos donde construir los centros escolares, sufragando la conservación y el mantenimiento de los edificios destinados a centros públicos de educación infantil y primaria y participando en la vigilancia del cumplimiento de la escolaridad obligatoria.
Los municipios españoles han desarrollado numerosos programas de carácter educativo que superan las exigencias legales y que demuestran el compromiso local con la educación. La proximidad de los ayuntamientos a los ciudadanos los convierte en un instrumento de promoción social y cultural.
La Ciudad Educadora tiene identidad propia, pero se relaciona con su entorno y con otras ciudades de su territorio o de otros países. Su objetivo es intercambiar, compartir y enriquecer la vida de sus habitantes. Debe atender prioritariamente a los niños y jóvenes, pero incorporando a las personas de todas las edades a la formación a lo largo de la vida.
Pueden pertenecer a la Asociación internacional todos los municipios que acepten la carta de Ciudades Educadoras, que contiene 20 principios que desde Valladolid Toma la palabra asumimos y de hecho defendemos e implementamos en nuestra labor en el gobierno municipal. Algunos de ellos forman parte de nuestro ADN: “la ordenación del espacio físico urbano atenderá a las necesidades de accesibilidad, encuentro, relación, juego y esparcimiento y un mayor acercamiento a la naturaleza” o “la ciudad educadora fomentará la participación ciudadana desde una perspectiva crítica y corresponsable”
La Red Estatal de Ciudades Educadoras se constituyó en A Coruña con la participación de 37 ciudades, una de las cuales era Valladolid. Sin embargo, por razones que desconocemos, el propio Ayuntamiento solicitó la baja poco tiempo después. En la actualidad otras muchas redes se han formado en otras zonas del planeta. Nos parece importante volver a formar parte de este encuentro que fomenta la cooperación y nos ayudaría a intercambiar información y trabajar con otras organizaciones, tanto nacionales como internacionales, que trabajen en temas afines. Sin embargo, formar parte de la red no debe ser un “postureo”. Conlleva compromisos y responsabilidad, fundamentalmente responsabilidad hacia los ciudadanos.
Las ciudades educadoras deben combinar la educación en instituciones formales con intervenciones no formales (con intención educativa) e informales. Pero, ¿concebimos una ciudad educadora donde los colegios se encuentren en malas condiciones, sin un mantenimiento adecuado, donde el número de plazas en las escuelas infantiles no alcance a cubrir las necesidades y demandas de la población?
Por eso la participación en la red debe ir acompañado de acciones que favorezcan el derecho a la educación tanto de los niños y jóvenes como de los adultos, el mantenimiento de los colegios, la inversión en bibliotecas y el apoyo a programas de educación a lo largo de la vida. Estamos comprometidos con los procesos de conocimiento, diálogo y participación, que son una extensión del derecho a la educación. La ciudad educadora debe ser una garantía de los principio de igualdad entre todas las personas y de justicia social.
