La Junta de Castilla y León, de forma unilateral sin informar ni contar con la opinión del Ayuntamiento de Valladolid, anunció ayer una serie de restricciones para este municipio. Éstas afectan a derechos fundamentales de la ciudadanía, sin justificación e incoherentes con otras actividades que sí se permiten. Unas medidas que no atañen solo a un sector u otro, ni mucho menos al Ayuntamiento, afectan a toda la ciudad. Por eso, el Equipo de Gobierno en su conjunto ha decidido recurrir las medidas de la Junta, cuando se publiquen esta media noche, ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
Nuestro concejal y primer teniente de alcalde, Manuel Saravia, que acudió como alcalde en funciones a la reunión del pasado 18 de agosto en la Consejería de Presidencia, con el presidente y el vicepresidente de la Junta, así como la consejera de Sanidad, ha negado que se informara más allá de la preocupación por la gravedad de la situación, sin hacer referencia en ningún momento a medida concretas sobre Valladolid: “Todas las administraciones debemos ir de la mano, e intentar sumar esfuerzos, para lo cual debemos hablar mucho más, y no se hace; el twitter no vale como sucedáneo de diálogo”, asegura añadiendo que “un formato de preguntas-respuestas no es diálogo, y además muchos de los compromisos que se enunciaron no se han cumplido”.
Entendemos que se debe hacer un esfuerzo de coherencia y proporción en las medidas que adoptemos, de manera que todo el mundo pueda asumir lo mejor posible las enormes dificultades que vivimos. Que se entiendan bien las medidas tomadas es fundamental y que a los sacrificios reclamados u obligados también se les vea claramente su sentido.
Nuestro concejal afea también que el vicepresidente Igea juegue con las palabras para reforzar sus argumentos, vía twitter, faltando a la verdad: “Sabe que no se van a hacer fiestas, las actuaciones previstas para aforos reducidos, en espacios acotados y con estrictas medidas de seguridad y separación, no son actividades de fiestas, y lo sabe. Por favor, no intente ser efectista, pero falsario, con el uso de las palabras, no se puede entrar en una guerra de si programo yo es seguro y si programan otros no”.
Estas medidas restrictivas afectan en gran medida al sector cultural y de eventos, que está realizando grandes sacrificios y una adaptación contrarreloj para continuar con su actividad, extremando las medidas de control de la pandemia evitando contactos entre el público con grandes limitaciones de aforo, desinfecciones y, por supuesto, el uso obligatorio de mascarillas en todo momento. Durante el mes de agosto, con la celebración del TAC y el ciclo de conciertos ‘A Cielo Abierto’, Valladolid ha demostrado que la cultura pueden ser y es segura. También a la actividad hostelera, ya que, entre otros, los bares de noche siguen sufriendo restricciones sin alternativas que aseguren el sustento de las familias que dependen de ello.
Igualmente en el ámbito deportivo, donde nuestro concejal Alberto Bustos y los trabajadores de la Fundación Municipal de Deportes han logrado mantener, adaptar y programar actividades para niños, jóvenes y adultos, siempre con todas las precauciones y estrictos protocolos, logrando completarse sin contagio alguno ni incidentes reseñables. Con la nueva orden de la Junta, todas estas actividades también están en entredicho.
Parece evidente que un grupo de diez personas en una instalación amplia que permita grandes distancias entre los participantes, entraña menor riesgo que un grupo de cinco en un espacio más reducido. En unos días vamos a tener un reto importantísimo: volver a las clases. Pero la Junta ha dejado en manos de los centros escolares las medidas de seguridad. ¿Cómo se va a hacer la limpieza? ¿Qué va a suceder con el Plan B? ¿El aula virtual? Si preocupa que haya 25 personas en el Calderón, con 1000 m2 de patio de butacas, ¿cómo no preocupa que haya 22 estudiantes en un aula de 30 m2?
“No estamos en abril, no se pueden tomar medidas de trazo grueso, cuando con buena disposición, colaboración y diálogo se puede afinar mucho más y actuar, por tanto, con más cuidado, menos daño y mayor eficacia”, concluye Manuel Saravia.