-
En 2018, los programas de Vallatarde y Vallanoche contaron con 23.000 participantes, prueba de que las nuevas generaciones apuestan por el ocio saludable, si existe oferta
Reportaje de Jesús Dominguez en el suplemento DXT Base de El Norte de Castilla el 14 de marzo de 2019
Valladolid es deporte… también por las noches
Los programas’ Vallatarde’ y ‘Vallanoche’ han aumentado el número de actividades y participantes durante estos últimos años
VALLADOLID. Cada vez que quien firma estas páginas vuelve a la tierra en la que se crió y se encuentra a uno de sus profesores de la adolescencia, casi trece años después, aún escucha la dichosa y odiosa pregunta de «qué tal por ‘Fachadolid’?». También, más bien antes de comenzar a escribir en este suplemento, aunque también a posterio- ri, en más de una ocasión oyó de labios de un vallisoletano que aquí no hay nada y que la ciudad se les hace pequeña, y no, de pequeña nada. Y sí, Valladolid tiene cosas que hacer y es abierta al margen de colores políticos y de la imagen que pudieron dar o dan sus representantes.
La prueba, en lo que concierne al deporte, que es de lo que aquí se ha de hablar, se encuentra en los fines de semana. Porque en contra de ese otro tópico -este en todos lados- de que la juventud está perdida, no, no lo está. Es noche, pero no solo ocio malo. Ni siquiera en Las Moreras, el lugar concebido tantas veces como el centro neurálgico del botellón. La instalación, la adecuación y el uso de diferentes espacios a lo largo y a lo ancho de la ciudad ha favorecido que Valladolid, efectivamente, como se viene diciendo desde hace ya años, se mueva a través del deporte. Pero no solo del competitivo o federado, sino también con el mero objeto de disfrutar de un ocio sano que no es óbice ni oculta el que lo es menos o el que no lo es nada, pero sí ayuda a fomentar otros hábitos de vida más recomendables entre la juventud.
‘Vallatarde’ y ‘Vallanoche’, los dos programas de ocio promovidos por el Ayuntamiento de Valladolid han dado cuenta de esta cuestión en los últimos años mediante el aumento de actividades lúdicas y deportivas y el importante incremento de los participantes. Así, desde el año 2015 Vallatarde -enfocado a los jóvenes de once a catorce años- ha pasado de desarrollar 22 actividades a 276 en el 2018, y ha visto aumentado el número de participantes de 2.787 a 4.893. Por su parte, con Vallanoche se ha triplicado la cifra de acciones, de 90 a 277, y casi también la de los deportistas: han pasado de ser 6.950 a 18.032. Con un valor añadido, y es que su público objetivo a priori es el más difícil de captar y su momento el -en teoría- llamado a ocupar con otra serie de actividades. «Cuando en 2015 nos planteamos realizar este programa de ocio saludable existía la pregunta de quién iba a ir a jugar un partido de fútbol sala el sábado por la noche. Y lo que se ha visto es que funciona», indica el concejal de Participación Ciudadana, Juventud y Deportes, Alberto Bustos. Con ese mismo ejemplo se ve el éxito de las iniciativas: si en la primera edición del torneo se registraron 16 equipos y 150 jugadores, en la actual son 52 conjuntos y 624 participantes, que hacen de esta disciplina el deporte rey dentro del abanico de opciones. Juegan en tres polideportivos: el de Parquesol, Miriam Blasco y desde el pasado 2018 Canterac, en el barrio de Las Delicias. La idea era, y es, que la juventud se muestre activa y, con ella, que esté activa la ciudad. Toda la ciudad. «Para favorecer que haya ese ocio saludable hay que poner en marcha alternativas y que destinar recursos municipales. Alrededor de todas estas actividades, además, se genera más movimiento, porque los amigos y familiares van a verlos, se generan nuevos lazos… Sabemos que después de ese ocio puede darse un lugar para el alcohol, por ejemplo. Pero lo que intentamos es que se vea que no hace falta para pasarlo bien consumir el alcohol u otras drogas», expone Bustos, que recuerda que el pasado año en el campeonato de 3×3 de baloncesto hubo 500 jugadores, 400 asistentes a las clases de skate y freestyle, más de 1.400 a las actividades polideportivas o hasta 350 patinadores en Los Cerros, entre otras cifras recogidas, entre las cuales destaca sobre todo una: los 3.000 participantes que en los meses de verano se acercaron a Las Moreras a practicar piragüismo, paddle surf o voleibol. «Queríamos romper el estigma de la playa como lugar de botellón. Todavía queda por hacer mucho trabajo, aunque se está recuperando la zona como entorno saludable», considera el edil, que fija entre ese trabajo el conseguir que la cifra de mujeres aumente en fútbol sala, circunstancia pretendida con el torneo organizado de fútbol 7. Y es que «sería un error pensar que ya se ha conseguido todo»; el futuro es hoy, y al camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Así, y solo así, atendiendo a la juventud, se podrá evitar que siga sin perderse.
Programas abiertos a nuevas propuestas
Aunque desde el dos de febrero y hasta el veinticinco de mayo hay una serie de actividades dentro de un programa aparentemente cerrado, no lo está: cualquiera que proponga una nueva idea será escuchada hasta el punto de poder incluso llevarla a cabo él mismo. Así sucedió, por ejemplo, con un grupo de jóvenes que fue capaz de organizar una tarde-noche con juegos de rol medievales que tuvo lugar en el edificio de San Benito. «A los jóvenes hay que escucharlos, hay que estar entre la cantidad de estímulos que reciben a través del móvil y hay que estar constantemente relacionándose con ellos y haciendo que se sientan partícipes. A veces parecen ser sospechosos habituales, pero hay que contar con ellos, hacerlos protagonistas también a la hora de organizar y confiar en ellos. Hay cosas que es mejor que organicen los propios jóvenes que el que lo haga el concejal», afirma convencido Alberto Bustos.
«Los jóvenes forman parte del Valladolid del presente»
La dinamización de la juventud forma parte de la sensibilización de la necesidad de rejuvenecer la ciudad
En la actualidad, en Valladolid un 25% de la población es de más de 65 años, lo que, unido al dato decrecimiento vegetativo que se ha dado de manera continuada en los últimos años dicta que la ciudad, aunque moderna, está envejecida.
Es evidente que por encima de cualquier programa dinamizador de los que se puedan desarrollar desde la concejalía de Alberto Bustos hay cosas más importantes, el empleo, principalmente. Pero aquello de que Valladolid es una ciudad pequeña o en la que no hay nada que tanto han dicho muchas veces los jóvenes se ha venido combatiendo con ofertas culturales, de servicios o deportes. Si la idea es que el deporte sirva de herramienta para la igualdad, como se vio con el apoyo a iniciativas como ‘los panteras’ del Cristóbal Colón o al deporte femenino –«queremos que la chica sea practicante y no solo espectadora», dice Bustos–, también ha de haber políticas que refrenden la apuesta por la juventud en el día a día, «porque los jóvenes forman parte del Valladolid del presente». Así, la «sangría» que considera el edil que es el hecho de perder «unos 60.000 jóvenes» a lo largo de estas últimas décadas hay que ser capaz de afrontarla como lo que es, parte del contexto que vive la región, pero no solo. «Una ciudad moderna no se puede permitir perder esos jóvenes; nuestra gente conforma el tipo de ciudad que somos. Tenemos que ser capaces de darles oportunidades de empleo, hacer que la ciudad sea muy dinámica y que tenga una oferta de ocio interesante. Valladolid no debe languidecer; las administraciones y la sociedad civil debemos tener un plan muy claro que apueste por los jóvenes y por rejuvenecernos», pondera Alberto Bustos.