La caldera individual estará prohibida en bloques que superen 4 viviendas

  • El Ayuntamiento tiene a punto una ordenanza sobre medio ambiente para reducir emisiones de CO2. Reportaje de Diario de Valladolid sobre la Concejalía de Medio Ambiente de María Sánchez

 

Las calderas individuales para calentar el agua, el sistema térmico más frecuente utilizado en las viviendas, tiende a desaparecer a medida que las energías renovables ganan terreno en la batalla que se libra para reducir la emisión de gases contaminantes y frenar, en la medida de lo posible, el cambio climático.

El Ayuntamiento de Valladolid las prohibirá en los edificios residenciales de nueva construcción que superen las cuatro viviendas. No será ya, de inmediato. La prohibición figura en el borrador de la ordenanza para la protección del medio ambiente, la norma que sustituirá al reglamento municipal vigente desde 1997 con el objetivo de cambiar el modelo energético de la ciudad para avanzar en el uso de fuentes renovables y reducir la emisión de CO2 a la atmósfera. La normativa de medio ambiente, en especial la de la Unión Europea, se ha multiplicado desde entonces y es necesario adaptarse a las nuevas circunstancias.

El texto elaborado por la concejalía de Medio Ambiente y Sostenibilidad está pendiente del informe de la asesoría jurídica antes de pasar a su aprobación inicial. Empezará luego un periodo de exposición pública para la presentación de alegaciones, el último paso para su aprobación definitiva. A expensas de las modificaciones que pueda sufrir el borrador antes de su aprobación final, la nueva ordenanza, con 51 artículos, implicará cambios importantes en el sistema de consumo energético tanto de viviendas como de instalaciones industriales.

En el caso de la prohibición de los sistemas térmicos individuales, se especifica que se prohibirá en los edificios que tengan más de 4 viviendas, pero también en aquellos complejos residenciales que se construyan por etapas y superen este límite, incluso si se trata de alojamientos adosados o pareados. Para ello, una parte de la parcela deberá destinarse a la instalación de una sala de calderas centralizada.

A la hora de elegir el sistema térmico para generar calor-frío se tiende cada vez más a montar calderas de distrito y éste será el modelo que se exigirá a partir de 2020 para las instalaciones de nueva creación. En esta misma línea, en el borrador de ordenanza se prohíbe pasar de un sistema centralizado a otro individual.

En materia de medio ambiente, los objetivos son en muchas ocasiones metas hacia las que se avanza, aunque a menudo de difícil consecución. El texto de la ordenanza recoge que a partir de 2025 «todas las instalaciones de carácter térmico» deberán cubrir al menos el 40% de sus necesidades energéticas con fuentes renovables, porcentaje que deberá incrementarse al 70% a finales de ese mismo año y se especifica que procederá de «instalaciones solares localizadas sobre la cubierta de los edificios».

El Ayuntamiento ya cuenta con siete edificios que se abastecen de energía fotovoltaica, un sistema que, según los datos avanzados por la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, en el pleno municipal del pasado día 9, evitaron la emisión de 53 toneladas de CO2 a la atmósfera.

Este es el modelo que desde el Ayuntamiento se pretende impulsar y, de hecho, propició uno de los escasos acuerdos por unanimidad adoptados en la sesión plenaria. A propuesta de Sí se Puede, todos acordaron la creación de un grupo de trabajo en el seno del Consejo Municipal de la Agenda Local 21 para luchar contra el cambio climático. Al final, a propuesta del PP, se incorporó una enmienda para que el Ayuntamiento «tienda» a reducir sus emisiones de CO2 desde el 15% rebajado en los últimos años a un 40% en 2030, un porcentaje que, todos son conscientes, parece imposible de alcanzar. Pero es el horizonte, si no para 2030 sí para años sucesivos, y con la ordenanza sobre el medio ambiente se pretende poner las bases para conseguirlo.

Con su entrada en vigor se prohibirá el uso del carbón, combustible fósil muy contaminante aunque ya se utiliza muy poco, las instalaciones de biomasa, pellet o astilla deberán contar con un sistema de abatimiento de partículas para reducir emisiones y el Ayuntamiento tendrá potestad para exigir a las industrias la instalación de un sistema de medición de emisiones.

También habrá medidas destinadas a reducir las emisiones de los vehículos. En su artículo 41, se establece que las empresas de reparto de mercancías de la ciudad dispondrán de un plazo de cuatro años, desde que se apruebe la ordenanza, para presentar un plan destinado a sustituir sus vehículos de gasóleo por otros eléctricos o de gas licuado, combustible que utilizan los autobuses. Ante la inquietud que pueden suscitar medidas como esta última, Sánchez explicó en su día que es un texto «preliminar» al que se incorporarán sugerencias y añadió que los plazos se pueden flexibilizar.