Una anciana que necesita asistencia en casa las 24 horas, una pareja que busca guardería pública para sus hijos, una familia que pierde la renta garantizada. El pasado sábado 11 de abril estuvimos en La Rondilla hablando de algunos de los problemas que afectan a la gente del barrio y a muchas otras personas de la ciudad.
El servicio de teleasistencia ha ido perdiendo calidad a lo largo de los años
Menos horas de servicio y precios cada vez más caros, trato menos especializado, una plantilla precarizada… Una persona dependiente necesita ayuda todos los días de la semana y las carencias en este servicio público terminan afectando a sus familias, que deben hacerse cargo de los cuidados (tarea que suele recaer principalmente sobre las mujeres). La gestión de este servicio se encuentra actualmente en manos de una macroempresa privada poco valorada por sus usuarios y que busca su beneficio por encima de ofrecer una asistencia de calidad.
Las escuelas infantiles municipales no cubren la demanda
En un barrio tan grande como La Rondilla no hay una sola aula pública de 0 a 3 años. Los criterios para acceder a una plaza priman a las parejas que tienen contratos a tiempo completo (¿la gente que está en paro no necesita tener tiempo para ir a entrevistas o formarse?), los horarios son muy poco flexibles (¿con quién dejar a los niños en periodo vacacional?) y los precios son cada vez más elevados.
¿El resultado? Muchas familias terminan optando por guarderías privadas que cuestan lo mismo y ofrecen mejores servicios, pero… ¿qué pasa con la gente que no puede pagar ni una cosa ni la otra?
Barrios donde se vivía bien y que ahora empiezan a conocer la pobreza
Gente en paro que pierde la vivienda, familias que tienen que correr con todos los gastos de sus hijos, personas que tienen que alquilar habitaciones con derecho a cocina en vez de una casa propia, tiendas de ultramarinos que pueden corroborar que la gente, simplemente, compra menos comida que antes…
Las asociaciones vecinales constatan las situaciones de pobreza que se vive en el barrio y, desde la autoorganización, canalizan la solidaridad para que a nadie le falte comida, un carrito para su bebé y otras cuestiones básicas para el día a día.
Queremos aumentar el presupuesto del Servicio de Ayuda a Domicilio y Teleasistencia y recuperar la gestión pública del servicio (o al menos que esté en manos de pequeñas empresas que no comprometan las condiciones laborales de su plantilla). Vamos a crear aulas de 0 a 3 años en colegios públicos con precios progresivos según la renta familiar para garantizar la conciliación familiar y laboral y el bienestar de los más pequeños. Apostamos además por un plan de emergencia social que cubra las necesidades básicas acompañado de un plan de empleo basado en la gestión pública de servicios y la economía social.