- Artículo publicado en Delicias al Día el mes de agosto de 2018
La enredadera es una planta con cierta mala fama porque, aunque embellece las fachadas, a menudo atraviesa las paredes, daña las tuberías y la estructura de la casa. Pero esa fama es algo inmerecida, ya que esto no ocurre si la pared no está dañada. Sus raíces solo se cuelan cuando hay roturas y agujeros.
La trama de corrupción descubierta en la operación “Enredadera” parece haber encontrado bastantes grietas por las que colar sus zarcillos en muchos ayuntamientos. Sirva la metáfora para recordar que en el fenómeno de la corrupción política hay dos actores indispensables: la persona a la que se ha corrompido, normalmente alguien con un cargo público y capacidad de decisión; y las personas corruptoras, habitualmente empresas o particulares con interés en sacar tajada a cambio de dádivas. Sin olvidar a quienes no se limitan a “dejarse querer” y se ofrecen directamente como conseguidores para meter en el ajo a otros políticos, a cambio de una buena mordida, como presuntamente hacían el diputado y el asesor de Ciudadanos en la Diputación de León, en este caso.
Las escuchas que, a cuentagotas, se van haciendo públicas en algunos medios, revelan algunas cosas que merecen reflexión. En primer lugar, confirman que Castilla y León no es un oasis libre de corrupción, distinto a comunidades como la valenciana, la madrileña o la balear. La presunta implicación de cargos de ayuntamientos como Palencia o León, o de consejeros de la Junta de Castilla y León se une a la Gürtel, “La Perla Negra” o la trama de las eólicas. En segundo lugar, termina de ponerse de manifiesto el secreto a voces de que empresarios como José Luis Ulibarri tienen un enorme poder para torcer voluntades a su favor. Y el hecho de que gran parte de los medios de comunicación de la comunidad estén en sus manos y/o las de Méndez Pozo (empresario implicado en otros casos de corrupción), es realmente preocupante. Por último, el grado de servilismo, temor y reverencia de algunos cargos públicos frente a estos corruptores abochorna. Y prueba que la gran mayoría vota cada cuatro años, pero otros votan día a día presionando con su poder económico y saqueando el erario público.
Aunque pudiera parecer que nos encontramos ante un desierto, lo cierto es que existe pradera. Por eso lo fundamental es que nuestras instituciones tengan paredes sin grietas, firmes en la defensa del interés público y transparentes para no dejar trapichear a oportunistas. Hay formaciones que tienen ya muy difícil hacer creíble que pueden levantar esas paredes. Y, por desgracia, otras más jóvenes comienzan a apuntar maneras.
María Sánchez Esteban
Portavoz del grupo municipal Valladolid Toma La Palabra y concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Valladolid