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Un gobierno municipal que ponga los derechos de quienes más dificultades tienen para lograr una vida digna necesita ponerle rostro a la gente, vivir humanamente las inquietudes de las personas, desvivirse por las necesidades de ‘los otros’: escuchar, debatir, deliberar y consensuar de forma permanente las medidas que más acerquen nuestras vidas a ese ideal de buena vida en común.
Significa aplicar criterios de racionalidad a la acción política, una tarea compleja si queremos aunar derechos, economía, cultura, medio ambiente… en un contexto donde parece que hablamos de cuestiones aisladas. Por eso, llevamos tiempo dándole vueltas a una modelo de ciudad donde lo instrumental esté imbricado con lo poético, avanzar desde el sentido y la experiencia, con la ilusión de una mirada que vaya configurando la realidad a la medida de nuestros deseos.
La candidatura ha firmado hoy nuestro código ético, consulta los detalles en nuestra sección de prensa.