Artículo publicado el 29 de diciembre de 2016 en El Norte de Castilla
Estos días, ya se sabe, son tiempo propicio para la solidaridad y la amistad. Tiempo en el que encontramos en quien nos rodea, muchos motivos para construir un espacio común y fraternal. Una de las frases más repetidas en esta época es: “Ojalá estas buenas acciones no se limiten a la Navidad”.
Pero hay personas que no requieren celebraciones extraordinarias para implicarse con su entorno. Valladolid tiene la suerte de contar con un tejido asociativo fuerte y comprometido. Multitud de organizaciones desarrollan, en toda su extensión, los conceptos de Democracia y de Participación. Hombres y mujeres que, organizándose de la manera que consideran conveniente, analizan, debaten y transforman la realidad de la ciudad y de sus gentes.
Dentro de este entramado social, es de justicia reconocer el valor que ha jugado y sigue jugando el movimiento vecinal. Héroes y heroínas de lo cotidiano que han ido haciendo historia en nuestra ciudad. Muchos llegaban desde los pueblos, hace cincuenta años, atraídos por la industrialización de Valladolid. Aparecían nuevos barrios en los que faltaban escuelas, centros de salud, bibliotecas, parques o equipamientos deportivos y sociales. Al fin y al cabo eran barrios obreros y no se pensó en los derechos de quienes habían de habitarlos. Enjambres de seres humanos que, sin embargo, no se iban a conformar. Y salían a la calle. Y se reunían (aunque estuviera prohibido). Y levantaban la voz. Y arropaban al más débil. Y los barrios comenzaban a cambiar gracias al impulso, la valentía, el arrojo y la determinación de unos cuantos soñadores y soñadoras que pensaron que tenían derecho a creer en las utopías, poniéndose a caminar para que la utopía se fuera convirtiendo en realidad. Superhéroes de barrio
Y ahí siguen. En cada barrio, siendo esenciales. Porque, aunque se hayan ido consiguiendo muchas de las “viejas reivindicaciones”, las asociaciones vecinales tienen un papel imprescindible en la defensa de los derechos de toda la ciudadanía, así como en el desarrollo justo, equilibrado y sostenible de Valladolid.