- Reportaje publicado por El Norte de Castilla el 9 de julio de 2018
Cuando Manuel Saravia formaba parte de la oposición, en el año 2011, elaboró un listado de edificios desocupados, solares, fachadas con andamios y otras caries urbanísticas que, en gran medida, se encontraban dispersas por el centro de Valladolid. En el apartado ‘solares y andamios’ citaba una treintena de casos a los que se podían sumar, además, varios huecos en Labradores –hoy quedan tres espacios vacíos entre los bloques de viviendas del túnel a la Cruz Verde– y otros cuantos edificios en malas condiciones en el entorno de Niña Guapa.
De esos treinta casos concretos, en 11 se han llevado a cabo ya actuaciones de rehabilitación o se ha comenzado a construir. Algo similar ocurre con los que denominaba en el mismo informe ‘edificios totalmente desocupados’, caso de Perú, 17; Zapico, 6; o Duque de la Victoria, 10, entre otros.
Durante los años 2007 a 2011 se aprobaron en Junta de Gobierno en el Ayuntamiento de Valladolid 68 expedientes de ruina, una cantidad que se ha reducido en los últimos años hasta los 22 de enero de 2012 hasta la actualidad. En el año 2011, la entonces edil de Urbanismo, Cristina Vidal, señalaba que las declaraciones de ruina buscaban regenerar el centro. Aquel año se dictaron quince. Manuel Saravia, hoy concejal de Urbanismo y teniente de alcalde, considera que ahora «se empieza a notar una reactivación en ese tipo de inmuebles y parcelas».
El último caso, muy llamativo, es el del edificio Lucense, en el paseo de Zorrilla, que comenzará en breve a convertirse en un bloque de viviendas que mantendrá, eso sí, su peculiar y valiosa fachada. «Algunos espacios, comoel Lucense, o el de la calle Magallanes, dan sensación de bloqueo.También donde hay fachadas huecas, como Dos de Mayo, Fray Luis de León,Perú… Interesa que se vaya moviendo sobre todo para tener sensación de normalidad, de que en la ciudad hay inmuebles que van entrando en situación de obsolescencia y ruina», señala el edil.
Algunos de esos espacios ruinosos se han incrustado tanto en el paisaje que casi pasan inadvertidos para el paseante habitual. Sin embargo, un vistazo detenido permite atisbar aquí y allá huecos que deslucen el conjunto. En la calle Zúñiga, por ejemplo, casi se superponen el solar del número 7 con el desvencijado número 16, conocido como Villa Julia. «Otro ejemplo llamativo», concede Saravia.
«Las que más ánimo dan son las que llevan mucho tiempo atascadas», admite. Y es que en muchas ocasiones no es sencillo darles salida a unos solares que tienen valor por su ubicación pero que también cuentan con ‘particularidades’. «Muchas veces es porque les pilló la crisis pero otras es porque está algo endiablado», dice el concejal. Se refiere en este caso a problemas de litigios por la propiedad del inmueble, por ejemplo. «También por requisitos urbanísticos y técnicos, como en el caso del edificio del Dos de Mayo, que se ubica por donde pasaba el Esgueva. Puede haber problemas de propiedad o de servidumbres».
El Plan General de Ordenación Urbana propuesto por el equipo de Gobierno de PSOE y VTLP busca que estos huecos de la ciudad se completen antes de dar paso a una expansión más allá de las rondas. Así, se optó por anular lo que se conocía como áreas homogéneas, en las que se preveía que se podían albergar 162.000 viviendas, y se circunscribió la zona urbanizable al contorno urbano más cercano. En lo que definieron, por ejemplo, como intersticios. Eso, paradójicamente, permitía construir, según los cálculos de Urbanismo, 184.000 viviendas.
«Hay dos tipos de intersticios.Los que tienen un cierto tamaño porque proceden, por ejemplo, de instalaciones industriales anteriores, o porque han sido agrícolas hasta ahora y no se han llegado nunca con edificación. Esos son sectores de suelo urbano no consolidado o de suelo urbanizable, incluso. Por ejemplo, el sector de La Florida, o el de Las Cerámicas, San Isidro… Sectores de cierto tamaño que por unas razones o por otras no se han urbanizado y caben muchísimas viviendas», explica el concejal de Urbanismo. «Luego hay espacios más pequeños, como el del Lucense. O cambios de una nave industrial que con un nuevo uso se sustituye por un edificio».
Los que proceden de edificios que han entrado en ruina, 90 casos de 2007 hasta hoy, «dejan sensación de degradación y vaciamiento», señala Saravia. Otros, sin embargo, son zonas que se han quedado a medias cuando formaban parte de ambiciosos planes de desarrollo que se vieron truncados por falta de financiación, o porque la crisis segó el mercado hasta dejarlo al ras.
Un caso de plan parcial que toca reactivar es el de Las Villas Norte, que pasó recientemente por el Pleno del Ayuntamiento para aprobar «la modificación de ordenación detallada del Sector IA 36». Según explica el concejal, «es un plan parcial de 1992 urbanizado y edificado en parte, y hay que ocuparlo y construirlo».
En el paisaje urbano de la ciudad aún quedan muchos huecos pendientes.Algunos de difícil solución, como el edificio en ruina de Portugalete y Los Tintes, pero otros con la solución ya en camino.