- Reportaje publicado en El Norte de Castilla el 23 de noviembre de 2017
Todo depende de cómo se haya levantado este jueves la ciudad. Los concejales y técnicos de las concejalías de Medio Ambiente y Movilidad analizarán las últimas cifras de partículas y ozono y decidirán, a partir de los datos, si mantienen la medida acordada ayer (estuvo prohibido circular a más de 30 kilómetros por hora en el centro) o la amplían con acciones más drásticas, como los cortes de tráfico que ya han obligado, durante seis jornadas desde el pasado mes de junio, a prohibir el acceso de vehículos privados al centro por culpa de los altos niveles de contaminación.
El ligero viento registrado ayer por la tarde contribuyó a controlar la polución y la perspectiva es que la situación vaya hoy a mejor, pero, si se superan de nuevo los limites fijados por el Consistorio, será necesario adoptar unas medidas que no siempre son bien recibidas. Un grupo de negocios del centro ha criticado los cortes de tráfico y el Ayuntamiento se reúne hoy con asociaciones de comerciantes para abordar esta situación, que ha convertido además a Valladolid en ciudad pionera en la adopción de medidas contra episodios concretos de polución.
Un informe de Ecologistas en Acción sitúa a la ciudad, junto a Madrid, como ejemplo de urbes comprometidas contra la contaminación, a través de cortes y restricciones en el uso de vehículos privados. Y eso, a pesar de que otros núcleos, como Getafe, Guadalajara, Salamanca, Sevilla y Zaragoza, también han superado, en días puntuales, los niveles de partículas recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Ayer en Valladolid se volvieron a superar las concentraciones medias diarias en dos estaciones (las de la calle Vega Sicilia y Poniente) para las PM10, que son «partículas «torácicas» menores de 10 mieras que pueden penetrar hasta las vías respiratorias bajas». Y en otros tres puntos medidores (Arco de Ladrillo, La Rubia y Poniente) se rebasaron los niveles de PM2.5 que son «partículas respirables» menores de 2,5 mieras que pueden penetrar hasta las zonas de intercambio de gases del pulmón».
En ambos casos se trata de partículas en suspensión, un contaminante causado por fuentes naturales (como el polvo o polen), pero también artificiales, como hollín o humo. De ahí que los tubos de escape -uno de los elementos más fáciles de controlar- incidan en el incremento de este contaminante. Las altas temperaturas y la ausencia de lluvias y viento agravan la presencia de partículas, extraordinaria además en un año tan seco como este. Ayer se limitó la velocidad a 30 kilómetros por hora en el centro, lo que puede haber contribuido a reducir los contaminantes.