En los últimos meses los escenarios electorales parecen cambiar constantemente. Las encuestas de hoy no se parecen ya a las de hace un mes y las de entonces dibujaban un panorama radicalmente distinto al que habíamos conocido. ¿Hemos enloquecido o es que los periódicos y los institutos demoscópicos nos quieren hacer enloquecer?
Seguramente ni lo uno, ni lo otro. Simplemente vivimos tiempos de cambio en los que tenemos mayor predisposición a pensar y repensar nuestro voto y eso hace muy difícil predecir qué pasará.
A primeros de semana hemos podido ver un par de encuestas en la prensa local (Día de Valladolid, Diario de Valladolid) que merecen nuestra atención de cara a la campaña electoral que hoy comienza y aquí os queremos dejar algunas reflexiones al respecto.
Un escenario absolutamente nuevo
Las elecciones municipales de mayo harán historia por la complejidad de la situación. Las opciones hasta ahora eran bastante cerradas y estables, un sota, caballo y rey con matices que se ha visto superado en 2015 con el surgimiento de nuevas formaciones políticas y de plataformas ciudadanas como Valladolid Toma La Palabra.
Las propias herramientas de interpretación de resultados se basan en contextos más estables, por lo que la estimación de voto publicada nos da poca información porque no va acompañada de los datos en bruto de la encuesta o las preguntas realizadas. Este año más que nunca, la gente que antes no se sentía representada por ningún partido va a ser decisiva en el resultado final.
Las comparaciones son odiosas, pero ¿es Valladolid la excepción de toda regla?
En la interpretación de voto que encontramos en estas primeras encuestas parece que Valladolid vaya a ser la excepción en España de un hecho incontrovertible y repetido en todas partes como Barcelona, Zaragoza, Madrid o Valencia: el desplome del Partido Popular (que mágicamente no sucedería en nuestra ciudad) y el ascenso de formaciones ciudadanas que recojan el descontento.
Estas encuestas generan dudas también porque otorgan el mismo grado de conocimiento entre los votantes a candidatos con trayectorias públicas muy distintas: cuesta creer que el recién llegado Jesús Presencio (Cs) y Manuel Saravia, liderando una formación que hace meses lleva apareciendo en prensa por lo ilusionante y novedoso del proceso participativo que ha protagonizado Valladolid Toma La Palabra, tengan la misma popularidad. Dudas que se suman, en fin, a otras encuestas que en las trastiendas de algunos partidos están arrojando datos muy distintos.
El diálogo será el verdadero ganador de las elecciones
Lo que sí está claro en este contexto es una cosa: llegan nuevos tiempos de diálogo, encuentro y acuerdo entre formaciones políticas y, en esto, Valladolid Toma La Palabra lleva la delantera: llevamos cerca de un año dando forma a este proyecto político desde el encuentro, el diálogo y la deliberación entre gente de muy diferente origen. Como se dice ahora, llevamos el consenso en nuestro ADN.
Convencer haciendo: propuestas y conocimiento de ciudad
¿Merece la pena dedicar energía a jugar a adivinanzas? En Valladolid Toma La Palabra preferimos centrarnos en lo práctico: tenemos un proyecto de ciudad muy nítido elaborado desde el rigor y la participación de cientos de personas expertas en la política de lo cotidiano.
Contamos con una candidatura avalada por 1200 personas que participaron en las primarias, tenemos a 29 personas preparadas para hacer frente al reto de gobernar una ciudad como la nuestra y contamos con el empuje y la ilusión de un montón de gente que quiere transmitir los valores de Valladolid Toma La Palabra en su entorno cotidiano, los valores de una ciudadanía esperanzada en que otra ciudad es posible.
Una apuesta por resultados multiplicadores
Hace cuatro años, las encuestas decían que Manuel Saravia iba a estar solo en el Ayuntamiento, pero Valladolid decidió triplicar esas estimaciones. Confiemos en la sabiduría de nuestros vecinos y vecinas y que logremos multiplicar por tres o por cuatro los esfuerzos que estamos haciendo todas las personas implicadas en Valladolid Toma La Palabra y convertirlos en votos.
Porque eso significará que, por fin, podremos dotarnos de un Ayuntamiento del que enorgullecernos en la ciudad de Valladolid.