- Artículo publicado en Delicias al Día el mes de noviembre de 2018
El paisaje de nuestros barrios ha sido cambiando. Nuevas gentes, nuevas formas de ocio, unos cuantos edificios modernos, alguna instalación deportiva, unos comercios que abren, demasiados comercios que cierran, un parque infantil, una nueva terraza para ese bar que se ha remodelado, una pintada que a algunos les gusta y a otros no tanto… Los cambios suelen ser lentos y a veces, imperceptibles. Es el ritmo sosegado de los barrios. Siempre fue así. Mucha gente, llegada de diferentes lugares, ha ido haciendo ciudad conforme a sus necesidades y a sus posibilidades. Sin embargo, de repente, aparecen en el paisaje algunos elementos que distorsionan la vida del vecindario. Parece que nadie sabe de dónde han salido.
En los últimos dos años han proliferado en nuestros barrios, las llamadas casas de apuestas. Paralelamente, podemos encontrar en los medios de comunicación multitud de anuncios que invitan al juego de azar. Invitan a la felicidad, al riesgo, a una vida de emociones, a escapar de la rutina, al éxito inmediato. Invitan, quizás, a huir de una realidad compleja y llena de incertidumbres.
En 1992 la Organización Mundial de la Salud reconoció la ludopatía como un trastorno, incluyéndolo en su Clasificación Internacional de Enfermedades. Años después, el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales identificaba la ludopatía como una “adicción carente de sustancia”. Actualmente, existen numerosos ensayos clínicos que demuestran que se trata de una condición que afecta gravemente, no sólo al individuo, sino a todo su entorno familiar, laboral y social, con importantes consecuencias económicas y emocionales.
Los juegos online y los locales de apuestas están incrementando notablemente su actividad y su presencia pública. Suponen, desde luego, un factor determinante en el crecimiento de la ludopatía. La invitación al juego y al riesgo de apostar es constante, resultando particularmente agresiva en el ámbito de la juventud e incluso la infancia. Conviene apuntar que cada vez son más habituales las web y los juegos gratuitos en los niños y niñas no arriesgan dinero pero desarrollan el hábito, el aprendizaje y las habilidades para apostar. Al estar catalogada esta como una enfermedad, el crecimiento de la ludopatía supone un importante problema de salud pública ante el que debemos reaccionar. Reaccionar para sensibilizar, informar, prevenir y combatir la “epidemia”.
En el Pleno del Ayuntamiento de Valladolid del pasado mes de octubre, yo mismo, en nombre de Valladolid Toma la Palabra, presenté una moción que pretendía implicar a todas las administraciones a la hora de poner coto y freno a los constantes estímulos que recibimos para “poner en juego” nuestro dinero, nuestra capacidad de decisión, nuestras relaciones sociales, nuestra vida. La moción fue aprobada por unanimidad. Sin embargo, lamentablemente, un mes después pudimos comprobar que algunos compromisos se van convirtiendo en papel mojado. Cuando el procurador de IU-Equo, José Sarrión, haciéndose eco de nuestra propuesta y del clamor de muchos barrios de la Comunidad llevó una propuesta similar a las Cortes de Castilla y León, esta fue rechazada por la mayoría parlamentaria del Partido Popular. ¿A qué intereses sirven quienes no son capaces de enfrentarse a esta verdadera lacra social?
Nosotros tenemos muy claro a qué intereses servimos y no tenemos duda en que desde las administraciones, pero también desde la movilización social, haremos lo posible para impulsar medidas legislativas, actuaciones sanitarias, propuestas educativas y acciones de sensibilización y denuncia. Como en tantas otras cosas, tenemos muy claro de qué lado estamos. Y es que, con la vida de la gente ¡No se juega!
Alberto Bustos García
Concejal de Participación Ciudadana, Juventud y Deportes
Grupo Municipal Valladolid Toma La Palabra