Edad: 42 años.
Profesión: Licenciada en Biología y educadora ambiental.
Twitter: @lajesther
Facebook: Esther Benavente
Blog: http://notasdelparaguay.blogspot.com.es/
Breve pauta biográfica
Nací en Valladolid hace 42 años. Estudié Biología en Salamanca y me he dedicado a la educación ambiental. En este ámbito, trabajé casi diez años en el Ayuntamiento de Valladolid. A la (mi) crisis le surgió la oportunidad de ir a Latinoamérica y allí viví durante un año, la mayor parte en Paraguay y algunos meses en Venezuela. Este viaje físico y emocional al sur sacudió muchas convicciones y me mostró la difícil belleza de la incertidumbre. En su momento ya di mucho la turra, pero si quieres saber más de aquella experiencia puedes leer el blog que mantuve durante mi estancia (http://notasdelparaguay.blogspot.com.es/). Desde que regresé, «sobrevivo al invierno» entre activismos y empleos eventuales, como el que me ha llevado/traído temporalmente a Santoña (Cantabria).
Me gustan los márgenes y por eso, creo, picoteo entre «ismos»: ecologismo, urbanismo, feminismos (y cuando puedo, también, submarinismo ;_)), buscando la secreta mezcla entre lo ambiental y lo social. Con el tiempo y algo de reflexión he ido viendo la necesidad de articular una estrategia común de incidencia política.
Me considero afortunada, nunca he pasado hambre ni frío y, aunque me confieso en deconstrucción, me apoyo en la gente con la que comparto vida y anhelos y algunas personas «cuya sola presencia aligera la pesadumbre de existir».
Participación en organizaciones políticas, movimientos sociales, etc.
En el Colectivo Bellotero, un grupo conservacionista de la facultad, aprendí (sin saberlo) la confluencia entre ecologismo y pacifismo. Aunque hacíamos más cosas, eran famosas nuestras «bellotadas», jornadas periódicas de repoblación lúdicas y divulgativas. Por entonces, también estuve en un grupo de teatro amateur.
Fui socia fundadora de RED, que intentó ser un contrapunto al devenir de la educación ambiental en nuestra comunidad. Hemos organizado un Congreso EA, unas Jornadas sobre Profesionalización y las más recientes sobre Participación Pública en Políticas Ambientales. Hemos perdido fuerza por el camino; quizá seamos un reflejo de cómo anda el sector.
He participado en el grupo de acción social de CGT y colaborado con SodePaz-Balamil y la Plataforma Palestina de Valladolid durante la campaña «Rumbo a Gaza». Formo parte de la Comisión de Medio Ambiente del Consejo Social de La Victoria-La Overuela y participé en darle forma al proyecto de huerto comunitario «La Huerta sin Puerta», con el que sigo colaborando de forma intermitente. También ando enredada en el grupo de debate y acción feminista Tejiendo en Morado.
Siempre me identifiqué con su ideario y en 2013 decidí afiliarme a Izquierda Unida. He dinamizado un taller para reflexionar con otras compañeras sobre la participación política de las mujeres y vengo colaborando en la organización del ciclo de debates «Metiéndonos en Jardines», que pretendieron abrir un espacio de reflexión para conectar la realidad local con Europa y ahora están orientados a buscar soluciones a la actual crisis.
Breve pauta motivacional
Me siento parte de este proyecto desde sus comienzos, pero sin el trabajo, la complicidad, el cariño, el empuje y la alegría de la gente que forma parte de él no estaría dando este paso. Decía Camus que ya no vivimos tiempos revolucionarios, así que tenemos que aprender a vivir en estos tiempos de rebeldía. Saber decir no, pero esforzándonos por construir unos valores que hagan que la vida merezca la pena ser vivida. Y compruebo que este espacio es una apuesta por unos principios y con unos métodos que nos dan voz a la gente, que convierten la política no en un asunto de genios, sino de personas que piensan y trabajan colectivamente, que respeta la diversidad y defiende la solidaridad, que aspira a una ciudad libre para cada persona y justa para todo el mundo, que parte de nuestra vulnerabilidad individual pero nos aporta el bien común de la confianza mutua para sacar adelante un proyecto serio y comprometido con, por y para la ciudad y sus habitantes. Así que, sí, me comprometo por quienes están dando lo mejor de sí a Valladolid Toma la Palabra. Pero también por quienes aún no hemos sabido persuadir de que ahora es el momento de librarnos de ese miedo, lento y discreto, que nos envuelve.