Discurso de María Sánchez en el Pleno de Investidura por Valladolid Toma la Palabra

 

  • Discurso con fecha del sábado 15 de junio de 2019

Buenos días

Quiero desear en primer lugar un buen trabajo en beneficio de la ciudad a esta nueva corporación que hoy se constituye. Y, en segundo lugar, quiero agradecer su dedicación a todas las personas que hoy dejan de formar parte del Pleno municipal. Entenderán que tenga unas palabras especiales para mi compañera, Rosalba Fonteriz: ha sido un placer, y creo que no solo para nuestro grupo, compartir estos cuatro años contigo.

Puedes estar orgullosa de haber formado parte de la mayoría municipal en un mandato histórico, de cambio de época. Porque está claro que la vida política municipal, desde 1979, ha tenido tres etapas bien diferenciadas, y la tercera comenzó en 2015. No es solo una nueva etapa por el cambio en el gobierno, sino también por un momento político marcado por la pluralidad y la necesidad de acuerdo.

Debo reconocer que, como pueden imaginar, este discurso ha ido cambiando a lo largo de estos últimos días. Y lo primero que debemos hacer es pedir disculpas porque las fuerzas que veníamos compartiendo el gobierno hemos hecho difícil lo que gran parte de la ciudadanía esperaba y deseaba que fuera fácil, porque habíamos demostrado durante 4 años que éramos capaces de llegar a acuerdos por el interés de la ciudad. Ese espíritu vuelve a primar hoy, y hemos acordado una hoja de ruta con los primeros 150 puntos que cuenta con el respaldo de la mayoría absoluta de este pleno para los próximos cuatro años.

Porque, como decía, en 2015 se inició una nueva etapa, de cambio. Y creo que es indudable que se ha producido un cambio en las prioridades sociales y en la apertura de cauces de participación. Pero siempre existe un riesgo, para cualquier gobierno que tiene continuidad, y es la autocomplacencia. No debemos conformarnos con poder afirmar que hay cosas que están ahora mejor que hace 4 años: tenemos que tener la mirada puesta en todas las que aún están por hacer. Y esa mirada no debe ser a corto plazo: debe ser una mirada larga, a los grandes retos de nuestro tiempo.

Ese enfoque tratamos de usar cuando redactamos el programa de Valladolid Toma la Palabra. Partir de los grandes desafíos globales para traducir las soluciones en un escenario local. Y puede ser una buena idea fijarse en algunas de las grandes cuestiones que están preocupando a la juventud y sacándola a la calle en los últimos años.

Mi hija Laia y sus compañeros de clase están seriamente preocupados porque, dicen, estamos haciendo que se derrita el Polo Norte, y allí es donde vive papá Noel. Qué bueno es que cada vez desde más temprano las niñas sean conscientes de la importancia de los retos ambientales. Pero qué miedo da que sea demasiado tarde. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos, las reservas de petróleo, carbón, gas y uranio se agotarán en 2060. No digo escasear, digo agotarse. Eso quiere decir que, queramos o no, va a cambiar drásticamente la manera de movernos, de cultivar o de calentar nuestros hogares. No estamos hablando de un futuro lejano, estamos hablando de que gran parte de la vida de nuestras hijas o nietos va a transcurrir en un mundo muy distinto. Y, por tanto, debemos preparar nuestras ciudades y nuestra sociedad en su conjunto para vivir de otra forma.

Espero también que la vida de las próximas generaciones esté marcada por un cambio drástico en las relaciones entre mujeres y hombres, para completar el camino de la igualdad. Confío en ello porque la fuerza con la que se han abierto paso debates y demandas feministas va a evitar que vuelva a ser nunca más un tema de segunda, y centre nuestra preocupación. La sociedad cambia cuando deja de aceptar como normales situaciones de injusticia que se perpetúan el tiempo.

Con estos y otros grandes retos en la cabeza debemos ser capaces de mirar nuestros barrios y nuestras calles. Imaginarlos llenos de vida, con pequeños comercios, con actividad cultural en cada plaza. Con facilidades para moverse sin depender del coche, con menos ruido, con un aire más limpio. Con viviendas dignas y con servicios públicos de calidad. Valladolid no debe ser solamente una ciudad bonita, sino sobre todo una ciudad donde sea bonito vivir.

Valladolid Toma la Palabra va a trabajar por ello y lo va a hacer siendo fiel a sus principios. Muchas personas creen que es inviable que una formación de gobierno se entretenga en hacer tres asambleas abiertas en apenas una semana para decidir colectivamente sobre el futuro de la ciudad. Que esos son asuntos muy serios que debe decidir “quien entiende”. Siempre hemos creído que de los asuntos de la ciudad entiende quien la vive.

Por eso abrimos a la ciudadanía nuestro programa, la conformación de nuestras listas y también las grandes decisiones. Y así hemos procurado hacerlo también desde el gobierno, dando siempre la cara, hablando con los vecinos en los barrios, con todos los colectivos y entidades, dedicando todas las horas del día, cueste lo que cueste. No podemos prometer que no nos vayamos a equivocar. Pero sí damos nuestra palabra de que nunca nos vamos a esconder.

Vamos allá, a por otros cuatro años. Deseamos a este Pleno serenidad, diálogo y acierto. A nuestra ciudad nos debemos. Muchas gracias.

María Sánchez Esteban
Concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad en el Ayuntamiento de Valladolid
Portavoz de Valladolid Toma La Palabra en el Ayuntamiento de Valladolid