- María Sánchez y Rosalba Fonteriz participaron este martes en el Mercadillo Ecológico y Solidario de INEA, a favor de un proyecto de cultivo de arroz en Camboya
De los huertos no solo crecen verduras, frutas u otro tipo de alimentos verdes y limpios, también se cultivan lazos de amistad y solidaridad. El mejor ejemplo que podemos encontrar de ello es el XII Mercadillo Ecológico de la Escuela de Ingeniería Agrícola INEA en el Camino Viejo de Simancas, al que acudieron este martes nuestras concejalas María Sánchez y Rosalba Fonteriz.
Y es que estos pequeños espacios verdes, además de ofrecer unos productos ecológicos y limpios, son también puntos de encuentro para todas aquellas personas que deciden dedicar una parte de su tiempo a cultivarlos. Después de que el programa de huertos ecológicos gestionado desde la Concejalía de María Sánchez se haya consolidado progresivamente en los últimos años con tanto éxito, se ha seguido apostando por la gestión directa por parte de los vecinos y vecinas.
Se trata de ofrecer a todo el mundo esa posibilidad de aprendizaje, de educación medioambiental y solidaria que deseamos para Valladolid. Este pensamiento es el que, a la postre, nos lleva a ser una ciudad más concienciada con la naturaleza y respetuosa con todo aquello y quienes tenemos a nuestro alrededor.
“Los proyectos de huertos avanzan, pero no solo pensando en comer sano o desde el punto de vista de la agroecología”, ha explicado nuestra concejala María Sánchez. “También en sentido de convivencia, participación y gente que encuentra una fuente de amistad y valores. No solo crecen frutas y hortalizas, sino también lazos de solidaridad y compañerismo”. Rosalba Fonteriz también ha querido dejar clara la importancia de la “participación de distintas asociaciones” en el proyecto, tales como Intras o Red Íncola, así como el producto ecológico que se ofrece.
Además, el mercadillo es posible gracias a la donación de los productos cosechados por los usuarios de los Huertos Ecológicos y Huertos Urbanos. Los beneficios recaudados se destinarán a un proyecto solidario: producción de compostaje orgánico para el cultivo de arroz ecológico en Tahen, Camboya, en una explotación agrícola de nueve granjeros.