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“’Hacer pie’ en alguna terraza”, artículo de Manuel Saravia

Artículo publicado el 26 de mayo de 2017 en El Norte de Castilla

¿A quién no le gusta sentarse en una terraza cuando hace buen tiempo? Son muy celebradas. Siempre acogedoras para los que gustan del paseo y el contacto, también para quienes ven la calle como lugar de aventura. Pueden considerarse, parafraseando a Marc Augé, “espacios novelescos” donde todos somos, “de una forma más o menos consciente y más o menos efímera”, actores y espectadores, donde “se tiene la sensación de existir en la mirada del otro y viceversa”. Lugares donde nos tomamos nuestro tiempo y llegan a ser, por un tiempo, nuestro espacio. Louis Aragon decía que en algunos cafés de París solía “hacer pie”, como los nadadores que encuentran un peñasco o arrecife en que apoyarse, y de modo semejante las terrazas también podrían verse como esos bajíos en que descansar momentáneamente del follón de la vida.

Pero en los últimos años, al menos desde la ley antitabaco de 2010, su número y extensión ha crecido de forma notabilísima, llegando a contabilizarse en la actualidad, en Valladolid, más de 1.100. Y es cierto que esa implantación creciente ha dado lugar a conflictos con los otros usos de la calle; de hecho, pocos temas urbanísticos suscitan tanto debate y desasosiego como el de las terrazas. Pocos llevan a tanto enfado por la con frecuencia considerada sobreocupación del espacio de la calle. Por las dificultades que se observan en ocasiones para transitar. Por el ruido que pueden originar. Por la colonización de la imagen en ámbitos valiosos, por el despliegue excesivo de sillas y mesas. En fin, no es nada nuevo: se trata de un debate candente que se acentúa tanto con las instalaciones “permanentes o semipermanentes” (esas estructuras acristaladas que hay quien considera una ocupación privada de la vía pública), como por los escuetos “veladores” que a pesar de su reducido tamaño también pueden causar molestias.

Lo cierto es que, aunque la normativa en Valladolid es reciente (del 3 de marzo de 2015), es necesario darle otra vuelta y revisarla. Y entiendo que en la nueva formulación habría de incorporarse, en cada expediente de terraza, no solo la consideración del emplazamiento que se proponga sino, sobre todo, su afección al uso general de toda la calle: atender no solo al entorno próximo, sino aplicar una visión más amplia para que la conjugación de los distintos requerimientos e intereses de quienes usan la calle esté bien equilibrada. Y conseguir así que esos arrecifes tan acogedores para los nadadores no impidan la buena navegación a todos los demás.

Manuel Saravia

Concejal de Urbanismo, Infraestructura y Vivienda por Valladolid Toma la Palabra