107 maneras de pedir pan y rosas

Valladolid Toma La Palabra - pan y rosas

Podrían ser 98, y recordarnos a la famosa generación, o 105, y sonar a cilindrada de un utilitario. Pero nos han salido 107. Algunas son un lujo precioso, casi arrogante, como poder andar en calcetines por casa porque arrulla la calefacción. Otras nos obligan a aprehender la tragedia de un desahucio y, ¿cómo no?, cuando la mayoría detestamos las mudanzas. Y las hay que apelan a que merecemos el pan por el solo hecho de existir.

 

Hemos dejado atrás los gestos pautados, medidos, de un estado de cosas anquilosado por el miedo a los desastres que te arruinan la vida. Queremos una ciudad amable y acogedora que nos brinde la oportunidad de poner en marcha nuestros proyectos personales: un trabajo digno, salir a dar un paseo por un barrio lleno de vida, donde la tranquilidad te la brinde la vecindad con gente que, como tú, quizá haga deporte o le guste tumbarse a leer un rato en el parque.

 

Hoy estamos en el mañana al que queríamos llegar. Lo imaginamos y ahora estamos a un paso de apropiarnos de nuestros deseos, de vencer todo aquello que destrozaba la vida tal y como la habíamos soñado. De movernos libremente por la ciudad, de disfrutar de su paisaje y paisanaje y de ofrecerle una calurosa acogida a quien venga a vernos. Pero no jugamos a fondo perdido: reivindicamos lo importante para que lo urgente se haga inevitable.

 

No basta recuperar nuestra voz ciudadana sin miedo a perderlo todo. Tenemos que aprender a escuchar como queremos que se nos escuche. Debatir, dialogar, consensuar, nos permite vislumbrar las soluciones a problemas comunes y concebir la política no como una disciplina restringida a ‘gente que sabe’ sino como un espacio en el que todo el mundo puede intervenir para construirlo colectivamente. Y en esta tarea tan importante es aprender como desaprender las visiones distorsionadas de la realidad.

 

Porque, ¿de qué un proyecto de ciudad que hipoteque el futuro, de qué una estabilidad que no se inspire en hacer confortables nuestras vidas? Tenemos que apropiarnos de un lenguaje y unas formas que nos aseguren coherencia entre el camino que andamos y el destino que tenemos en mente. Hemos venido construyendo el relato de hoy en calles y plazas, en barrios y en el centro de la ciudad, para que no se nos olvide mañana. Una tenue membrana separa los espacios de la política tradicional y los lugares que nos hemos reapropiado para hacer una nueva política: el trasvase está listo y solo falta que tú lo refrendes.

 

Tómate tu tiempo, es una decisión que pondrá a prueba tus propias contradicciones. Valora qué te ha traído hasta aquí y qué tipo de cambio quieres para tu ciudad. Sopesa la mejor forma de reclamar pan, techo y calor, y de exigir las rosas, porque la estética también es una cuestión de ética. Considera el tumulto del paso al frente sin obviar los riesgos de quedarnos donde estamos. Aprecia el proceso y la gente que lo representa, mide las fórmulas que se han otorgado para pensar, decidir, participar, e imagínalas inundando otros espacios.

 

Nadie dijo que fuera fácil pero quizá este sea el cambio que estabas esperando.

Participa este fin de semana en la votación sobre nuestro futuro en el Ayuntamiento. Toda la información en este enlace.