Ya en junio de 2015, muy pocos días después de entrar al gobierno municipal de la ciudad, nuestro concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, publicó una propuesta de protocolo de uso de la Plaza Mayor pensada para proteger y cuidar un espacio civil, ciudadano, que representa al corazón de la ciudad. Las plazas son espacios de encuentro que deben estar al servicio de las relaciones sociales, del comercio de mercado, de los espectáculos artísticos, de su función estético-representativa o político-asamblearia, y del ocio.
Este año resurge la polémica sobre la ubicación del World Pádel Tour en Valladolid, un evento deportivo de alto nivel que el año pasado gozó de buena acogida en la ciudad y repercutió positivamente en el sector de la hostelería y el comercio, pero que, como señalaba Saravia, constituía un evento privado que trastornó durante un tres largas semanas el espacio de la Plaza Mayor. Se trataba de una infraestructura cerrada con una pista de pádel rodeada de un gigantesco graderío que se completa con un espacio de terrazas, restauración, almacén, jaimas y la denominada «village comercial», una «zona VIP» destinada a empresas relacionadas con este deporte pensada para que «multipliquen sus contactos y fidelicen a sus clientes».
Nunca, hasta donde sabemos, ha existido en la Plaza Mayor una instalación privada que haya contado con esa ocupación tan amplia, ese volumen, esa agresividad. Del pórtico de acceso al Ayuntamiento hasta las gradas mediaba menos de un metro, y la sensación de incomodidad y disfuncionalidad se apoderaba de este espacio. Por eso la postura de Valladolid Toma la Palabra sobre la ubicación del Torneo fue de clara oposición. Hoy tenemos encima de la mesa la propuesta de repetir el evento en las mismas condiciones, por lo que nuestros planteamientos no se han movido ni un ápice, como ha quedado patente en todas las declaraciones públicas efectuadas por nuestros concejales. Esta misma semana, nuestro concejal de Participación Ciudadana, Juventud y Deporte, Alberto Bustos, ha defendido la necesidad de buscar planteamiento alternativos en medios como El Diario de Valladolid o la cadena SER, y también podía leerse a Manuel Saravia afirmar en una noticia de El Norte de Castilla: «sigo creyendo que es una instalación exagerada en el principal espacio público de la ciudad, que se avasalla con este montaje cerrado y seguiré defendiendo esa postura».
Alternativas, desde luego, no faltan. La Federación de Asociaciones Vecinales de Valladolid, que defiende las mismas críticas, ha señalado recientemente varias otras posibles ubicaciones. Desde la concejalía de Urbanismo barajan propuestas como la parcela de la calle Mieses donde se iba a instalar el Campus de la Justicia, los espacios abiertos de la Feria de Valladolid (actual aparcamiento frente a las Consejerías), el Campus Miguel Delibes, junto a Belén, el aparcamiento del Estadio José Zorrilla o el espacio multifuncional del Pinar (antigua Hípica Militar), aparte de varias parcelas más, públicas y privadas, que también podrían albergarlo (en Cuarteles, Seminario, Santos Pilarica o Viveros, etc.). Recordemos, por último, que cuando se levantó la Cúpula del Milenio se argumentó como uno de sus posibles usos, precisamente, el de albergar campeonatos de pádel.
Posiblemente ninguna de estas alternativas resulte satisfactorias para los promotores del evento, puesto que lo que al parecer se reclama es un espacio monumental ocupado de tal forma que pueda salir en las fotos como telón de fondo, un antojo al que el Ayuntamiento no puede acceder. No todo vale. Ni la Plaza Mayor, ni la Plaza Zorrilla, ni la de San Pablo, por ejemplo, pueden ocuparse de manera invasiva para un acontecimiento cerrado, de interés para un colectivo muy determinado, con unos beneficios muy concretos para unas empresas muy concretas. El Ayuntamiento no puede plegarse a los caprichos de los promotores de eventos fundados en un mal uso de nuestro patrimonio. Ayer se reclamaba acampar en pinares protegidos, hoy jugar al pádel en entornos monumentales. Es necesario un mayor respeto por el entorno urbano. No se puede poner la ciudad (ningún espacio, pero menos aún el más simbólico, el espacio más significativo de la ciudad) al servicio del espectáculo y negocio de unas empresas cuando existen alternativas viables que no renuncian ni al interés deportivo ni al beneficio económico para el sector servicios de Valladolid.
En contra de lo que se ha afirmado con ligereza desde ciertas organizaciones, sobre la ubicación del Torneo de Pádel no hay nada escrito. El asunto ni siquiera se ha llegado a tratar en Junta de Gobierno, por lo que hay tiempo para el necesario debate e intercambio de posturas. Por nuestra parte, en Valladolid Toma la Palabra defenderemos que se estudie el interés del evento y su beneficio para la ciudad, pero sin despreciar la existencia de otros costes inmateriales, como el de la evidente y amplia sensación de avasallamiento de un espacio que es de todos y todas, un espacio público que debe servir al interés colectivo.