Ha sido el broche esperado a un proceso que nació hace más de doce meses con el objetivo que ayer se cumplió, al menos en parte: acceder al Ayuntamiento y poner esa institución al servicio de la ciudadanía. Y ahí, como una coctelera de sentimientos (responsabilidad, orgullo, vértigo, ganas, cariño y, seguramente, algo de miedito) nuestros cuatro fantásticos Alberto, Manolo, María y Rosalba recogieron su acta de concejales con la que comienzan a trazar una nueva página de la historia de Valladolid. María Sánchez, la portavoz de nuestro grupo municipal, resumía desde la emoción y la seguridad el ideario de nuestra acción política con el que hemos venido trabajando desde Valladolid Toma La Palabra: «Vamos a demostrar que se puede gobernar de forma austera sin recortar derechos, y lo vamos a hacer obedeciendo a nuestros vecinos y a nuestras vecinas. Por este motivo pedimos a la ciudadanía que trabaje con nosotros, codo a codo, y la invitamos a implicarse y a ayudarnos a caminar con un viento que parece empezar a soplar a favor.«
Quedan cuatro años por delante que no van a ser precisamente fáciles. Pero quién dijo miedo. A unos les tocará debatir, desgañitarse y construir mayorías alrededor de las propuestas que tienen que servir para poner a las personas en el centro de la política y «dar estabilidad a la vida de la gente», en palabras de nuestra portavoz. A otras, nos tocará seguir participando en la política de esta ciudad (ya que hemos empezado, cómo lo vamos a dejar), seguir reclamando nuestra voz en cómo se hacen las nuevas plazas, cómo se reparten los dineros o cómo se recoge nuestra basura. ¿Alguien se imagina un tiempo más esperanzador?