- Palabras de nuestro concejal en el acto institucional por el 25N en el Ayuntamiento de Valladolid
Buenos días.
Gracias por acudir a la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia sobre las Mujeres. Y quiero dar las gracias expresamente a quienes han venido a este Salón de Recepciones, pues con su presencia manifiestan, un año más, el compromiso con la lucha contra la violencia de género y el más contundente rechazo hacia cualquiera de las múltiples formas de violencia machista que son ejercidas contra las mujeres.
Por responsabilidad política, por los principios que prometimos o juramos al tomar posesión de los cargos públicos que ejercemos, debemos condenar absolutamente la violencia de género. No hay vuelta de hoja. Y en cumplimiento de la normativa nacional e internacional, debemos también comprometernos a trabajar intensamente por la prevención y erradicación de dicha violencia. El de hoy es solo un acto simbólico, es verdad, «de apoyo y reparación”. Pero los actos simbólicos y las declaraciones también son importantes para ese objetivo.
Lo que pide el cuerpo es arremeter directamente contra quienes desprecian el acto de hoy. Han dicho tales cosas, tan duras y desdeñosas sobre todo lo que significa este acto, que lo propio sería contestar también abruptamente y descalificar lo dicho. Es verdad que hay quien entiende que sería mejor no darles protagonismo y seguir adelante con la declaración como si no existiesen aquellas manifestaciones. Pero creo que, por el contrario, es en estos momentos cuando hay que hablar y rechazar rotundamente sus críticas.
Califican la ley de 2004 de ideológica. Pero, por favor, ¿alguna ley no lo es? ¿No son los derechos humanos la mayor expresión ideológica de la civilización? Dicen que no se ha resuelto nada de lo que teóricamente pretendía. Pero, de verdad, ¿creen que contribuyen con su rechazo a que haya una sola víctima menos? Califican el Pacto contra la Violencia de Género de “vergonzoso”. ¿Cómo puede calificarse así un compromiso de todas las fuerzas políticas hacia un objetivo de justicia? Y luego, finalmente, entre algunas acusaciones delirantes, se centran en decir que esa misma ley de protección contra la violencia de género endurece la discriminación legal de los hombres y echa por tierra la igualdad ante la ley.
Lo cual es una forma de entender la justicia extraordinariamente banal. Puede acudirse a los textos de Michael Sandel o a las recientes sentencias del Supremo para avalarlo. Pero igualmente estaría bien recordar un artículo de 2004 de Gregorio Peces Barba (diputado por Valladolid y redactor de la Constitución) en el que se explicaba que el trato distinto de la citada ley a hombres y mujeres “tiene un apoyo explícito en la Constitución”. Que las críticas planteadas en ese aspecto suponen “una patente ignorancia sobre la cultura de los derechos humanos”. Y que, finalmente, “no por gritar mucho ni por rasgarse las vestiduras con aspavientos se convierte en razón la sinrazón”.
De manera que la celebración de hoy resulta triste doblemente. Pues por un lado está, en primer lugar, la tragedia. Son ya 1.027 mujeres asesinadas desde que empezó el recuento en 2003 y 51 solo en lo que llevamos de 2019. También deben recordarse los 43 huérfanos de mujeres asesinadas por violencia de género en 2019. Pero esta vez, además hay que lamentar que se haya roto el amplísimo consenso que se constituyó al aprobar por unanimidad en 2004 una ley para luchar contra los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas y se volvió a formular el consenso trece años después, en 2017, con el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. No estamos solos. También en el Parlamento Europeo, la Comisión Europea o las Naciones Unidas han alertado de la gravedad y especificidad de esta violencia. Pero quien ha roto el consenso ha dicho: “Es sano para la política española que haya un punto de discrepancia». Qué bonito. Cuando quieran hablamos de cualquier barbaridad, solo por el gusto de formular un punto de discrepancia. Se haga el daño que se haga.
Repito: Con su negación, con su rechazo, ¿contribuyen a que haya una sola víctima menos? ¿Reducen el dolor? No. Son más de mil mujeres asesinadas. A alguno le podría parecer esta lucha de la sociedad desde hace 14 años un juego formal, un juego político o un bonito punto de discrepancia. Pero a la inmensa mayoría de la sociedad vallisoletana nos parece que hay que seguir adelante, con todas nuestras fuerzas.
Que no puede ser de otra manera. Y así, el Ayuntamiento al que represento y la casi totalidad de sus concejales y concejalas lo tenemos claro: rechazamos y estamos en contra de cualquier tipo de violencia ejercida contra las mujeres porque SI MALTRATAS ESTÁS SOLO, y como dice el lema de la campaña de sensibilización de este año CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO CADA DÍA SOMOS MÁS.
Muchas gracias.