Buscar

El PP llega al pleno extraordinario sobre el soterramiento sin proyecto ni plan de financiación

Rocío Anguita, portavoz del Grupo Municipal Valladolid Toma la Palabra, ha recordado a Jesús Julio Carnero, actual alcalde de Valladolid, que tras más de 9 meses al frente del consistorio aún no ha dado ni un paso para abordar su proyecto estrella, el soterramiento de la red ferroviaria. 

A pesar de la deuda que contrajo el último gobierno del Partido Popular y de las dificultades técnicas que desvela el reciente informe publicado por Adif, el discurso del alcalde en el Pleno Extraordinario del Ayuntamiento de hoy nos hace ver que hay una idea mágica que ronda todo el proyecto de soterramiento en Valladolid y que, como grupo comprometido con esta ciudad, debemos poner en cuestión. 

La idea que traslada el discurso del Partido Popular cuando habla del soterramiento da a entender que eliminando de la superficie las vías del tren, la situación social y económica de los barrios del este de la ciudad, en particular Pilarica, Pajarillos y Delicias, mejorará de forma inmediata puesto que es el dichoso muro que separa la ciudad por las vías del tren el gran culpable de la existencia de las desigualdades entre los barrios. Basta echar un vistazo al nivel de rentas medias según las secciones censales de nuestra ciudad, para comprobar que es un argumento, al menos económicamente, incorrecto. 

Si es la erradicación de la desigualdad lo que realmente preocupa al consistorio del señor Carnero no se entiende que fuera necesario el acuerdo unánime en la cámara municipal para que se comprometiera a pedirle a la Junta que abriera el centro de Especialidades de Delicias. ¿Ha hecho este gobierno alguna gestión al respecto? Recientemente, el Ayuntamiento también ha abandonado la idea de intervenir urbanística y socialmente con un proyecto integral en la Viudas-Aramburu para 700 viviendas afectadas, ¿Cuáles son los planes municipales durante este mandato para mejorar en el presente y futuro inmediato de las personas que viven en estos barrios? 

El vicepresidente primero de la Cámara de Comercio de Valladolid, Javier Labarga, advirtió hace unos días que hay un temor a que la ciudad se quede sin integración ni soterramiento de las vías del tren.  «Existen otras obras que estaban proyectadas y ya no tienen el ritmo y el tiempo. A ver si nos vamos a quedar sin ninguna de las dos cosas. Puede pasar y es lo que no debe ocurrir» (Finales de febrero de 2024) Pero hablemos de financiación y de cómo invertir recursos públicos que son escasos. De las posibilidades financieras del Ayuntamiento para acometer el soterramiento millones de euros ya nos parece que paraliza el presupuesto durante un año, ¿cuál es el límite de inversión anual de nuestro ayuntamiento en este proyecto? ¿Cuánto dinero vamos a tener que dejar de invertir en servicios a la ciudadanía y otras infraestructuras necesarias para hacer el soterramiento? ¿Qué coste de oportunidad va a tener este proyecto? 

Desde el Grupo Municipal Valladolid Toma la Palabra hemos hecho una consulta con un grupo de trabajo de urbanistas, economistas, arquitectos, trabajadores sociales, abogados y otros profesionales que nos asesora y nos han ofrecido unos primeros cálculos de aproximación al coste financiero de la operación del soterramiento basándonos en una hipótesis que parte del coste actual de casi 1.600 millones y un periodo de ejecución de 8 años (datos del informe del Ministerio), manteniéndose la actual participación del Ayuntamiento en la Sociedad Alta Velocidad del 25%.

Para determinar la cantidad de fondos a aportar vamos a plantear dos simulaciones, una optimista en la que el importe del proyecto solamente alcance la cifra de 1.200 millones y otra pesimista en la que la cifra coincida con los 1.600 millones. Eso sí, suponiendo que la Junta de Castilla y León cumpla con su porcentaje y ponga también su parte. Con estos datos, en el escenario más optimista, este ayuntamiento tendría una factura de 300 millones de euros con un pago anual de 37,5 millones de euros. Si el escenario fuera el otro, la factura ascendería a 400 millones, 50 millones anuales. Si para financiar este proyecto acudimos únicamente al préstamo bancario, dadas las limitaciones legislativas que existen para acudir a esta fuente, en ambas hipótesis a partir del tercer año se debería solicitar la autorización para dicho endeudamiento.

Del mismo modo, podemos determinar en qué año se rebasa el límite para el endeudamiento. En la primera hipótesis, la más optimista, a partir del cuarto año no se podría acudir a más préstamos y con la segunda de las hipótesis, a partir del tercer año siendo cinco los ejercicios en los que no se podría acceder esta fuente de financiación. Una vez llegados aquí, hay que situarse en otro escenario donde hay que buscar nuevas fuentes de financiación, que si no hay ningún otro financiador externo que haga las aportaciones, deberán ser cubiertas con fuentes propias de este ayuntamiento. Seguirán faltando 150 millones en el escenario optimista y 250 en el segundo.

Para ver la importancia que tiene esta cantidad de dinero de la que hablamos, vamos a compararla con la cantidad que se ingresa a partir de las obligaciones reconocidas en el IBI, que es la mayor fuente de financiación propia del Ayuntamiento, y que según datos de la liquidación del presupuesto del año 2023 ha ascendido,  aproximadamente, a unos 75 millones de euros. Para recaudar los recursos necesarios para hacer frente al proyecto del soterramiento tal y como se está planteando y, que no pueden ser cubiertas con préstamos, habría que incrementar desde el primer año del soterramiento el importe del IBI que repercute en todas las familias de esta ciudad. En el escenario más optimista casi un 25% y el más restrictivo un 41%. ¿Es este proyecto la mejor de las opciones para la ciudadanía? ¿Es la mejor manera de invertir lo que se paga a través de los impuestos municipales? 

¿Cómo va este Ayuntamiento a explicar a sus vecinos y vecinas que van a tener que pagar más cada año en impuestos e incluso en otro tipo de cuotas por un proyecto que quizás no vean, una vez más, empezar y mucho menos finalizar? Si por lo que fuera, la Junta se desentendiera de este proyecto, serían cerca de 1.000 millones el total de la factura que le correspondería a este ayuntamiento, es decir, a esta ciudad y por ende, a cada ciudadano y ciudadana que vive en Valladolid, esté a un lado u otro de las vías, esté de acuerdo con el proyecto o no. 

¿Qué cambios viviría Valladolid si todo ese dinero se invirtiera en la ciudad? ¿Qué cambios vivirían nuestros barrios a este y al otro lado de las vías si todo este dinero se invirtiera íntegramente en mejorar de verdad la vida de las personas?

Porque derribar un muro, enterrar las vías e incluso hacer un corredor verde de 7 kilómetros no va a servir para enterrar bajo la tierra las miserias, las desigualdades y los problemas que adolecen y sufren nuestros barrios, vecinos y vecinas. Al día siguiente del derribo de ese muro los problemas van a seguir existiendo porque estos proyectos solo sirven a los intereses de las grandes empresas.